martes, 10 de abril de 2012

LA FRONTERA ENTRE EL COLOR DE LA PIEL Y EL DINERO


Para creyentes y no creyentes, para desencantados o flipados, para cada una de las personas. Cuando un africano que vive para contarlo es capaz de expresar en voz alta, a tu lado, sosteniendo tu mano con tanta emoción que casi puedes escuchar el latir de su corazón, con la serenidad de un árbol que ha visto centenares de años pasar, su experiencia de migración…ahí nadie puede discutir. Llámale Dios, llámale destino, llámale espíritu o brujería, pero hay algo que es indiscutible porque traspasa las fronteras más fuertes, las barreras más altas…eso es Fe.
La Fe de alguien que no ha podido elegir casi nada, la Fe de alguien que acepta su realidad y la mira cara a cara cada día, la Fe de una persona de carne y hueso, con virtudes y defectos, y con las mismas ganas de vivir, amar, caer, arriesgar y hacer realidad sus sueños que tú y que yo.
La Fe de alguien que más puede enseñarte a ti que tú a él, por mucha educación que tú le lleves de ventaja. La Fe de alguien que se deja invadir por ella, y no huye. La Fe de alguien que ya ha perdonado a los que le mantienen preso en una ciudad o en un “centro” decorado con rejas y gestionado por tiranos, antes de que éstos ni siquiera hayan sido conscientes de su propia culpa.
Europa…nos enorgullecemos de pertenecer a “ella”. La deseada, la perseguida por los prósperos. El club de los aventajados y protegidos del que nadie quiere dejar de ser socio.
¿Por qué querríamos enfrentarnos a nuestra adorada y grandiosa meta? ¿No es la que nos protege y ampara? ¿No es la que nos ayuda a no parecer un país en vías de desarrollo? Qué más da si lo hace a costa de muertes que no se dicen. Qué importa si avanza explotando bienes que no son suyos y saqueando tierras que son el único sustento de miles de personas como tú y como yo, de familias como la tuya y la mía. Lo importante es que “ella” es como la amante que siempre te ofrece la cálida noche de sus brazos, aunque en la mañana no hayas sabido qué hace ni dónde ni con quién. Lo importante es que “ella” siempre sabe lo que hay que hacer, porque tiene la capacidad y los recursos necesarios para  manipular los movimientos y las vidas de otros. Lo importante es que “ella” nunca te hará sentir culpable de tus actos, porque es como el mercenario que hace el trabajo sucio para que luego tú sólo veas la mancha de los demás, pero no la tuya.
No sé muy bien el origen de nuestra ignorancia, ni la causa de nuestra insensibilización. Sólo se que después de estos días conviviendo con los olvidados, con los más ignorados, ya sea el que pide en el semáforo, el que pide en el centro de la ciudad a cambio de una canción, el que parece enfadado haciendo como que te ayuda a aparcar el coche…después de haber cerrado mi boca y haber abierto los oídos, la vista, pero sobre todo mi alma, ellos me han salvado de este circo llamado “sociedad”. Ellos me han mostrado el mundo tal como es, sin intereses, sin odio ni rencores. Ellos me han limpiado de mi banalidad, sin pedirme nada a cambio, sólo que les acompañe, que les trate de igual a igual.
Por muchos muros dobles de 6,5 m, con alambradas, con cámaras de vigilancia cada 100m, y puestos de policía para los que a veces es lícito hacer casi cualquier cosa para evitar que pasen a Ceuta y Melilla como paso previo a la Península…por muchas barreras que pongamos, será inútil, porque no se puede amenazar a alguien a quien se lo has quitado todo, porque no se puede frenar el anhelo del ser humano por la búsqueda de una vida mejor, porque no hay muro capaz de impedir que el hombre sueñe. Seguirán muriendo, de mil maneras. Y aún así, seguirán dando gracias a Dios, por cada “hoy” que vivan. Sin lamentaciones, sin victimismo. Sólo importa “la route”, el camino recorrido.
Es curioso. Si te dejas conocer por un africano, marroquí, hindú o suramericano que esté en camino, te darás cuenta de que eres tú el que estás perdido, vagando y pidiendo limosna de esperanza y de ese fuego que nos hace continuar.
Necios, más que necios grises y adormecidos…eso es lo que somos.
Y si algún día se demuestra que podemos crecer sin pisar nuestra propia mierda,
Si dejamos de recapacitar sólo cuando nos dan la patada en el culo,
Sólo en ese momento, dejaré de rebelarme contra la raza humana.
Mientras tanto, pertenezco al grupo de los necios…


No hay comentarios:

Publicar un comentario